20 septiembre 2009


¡¡A rezar el rosario!!
Emma Cerón Díaz
Socióloga
Hace unos días, en un periódico leí una pequeña columna que decía que la solución a los grades males es rezar el rosario. Daba como ejemplo, que en los años 80’s se rezó el rosario en todo el mundo contra el comunismo. Asimismo, ahora que no se ven más alternativas que aceptar que en México se legisla favor de la vida, pareciera que lo único que nos queda es rezar el rosario, para ver si finalmente un día, las mujeres somos consideradas humanas y por lo tanto ciudadanas.
“La ley a favor de la vida” que se ha impuesto en 16 de los 32 estados de la República Mexicana y dónde intervinieron diputados y diputadas de estos 16 estados, para “defender la vida” (del nonato nada más, ¡claro!) han otorgado al nonato la ciudadanía y los derechos, que no tienen las mujeres. Así, no les ha importado pasar por encima de los derechos de las ciudadanas aunque algunas corran riesgos al no querer ser madres.
Si nos preguntamos el por qué ha tenido tanto éxito la defensa por la “vida”, creo que tienen que ver con un “coctel de vida”; es decir, una mezcla de un ambientalismo conservador y una religión incipientemente fundamentalista.
El concepto ramplón de ambientalismo -defender todo lo que tiene que ver con lo “natural” es uno de los elemento que contiene este coctel y el otro, desde luego es la religión -cualquiera que sea- que opta por mantener preceptos (normas, pautas) antiguos como vigentes entre los que se encuentran los valores humanos.
Estos dos elementos tienen impacto en muchas personas -sobre todo jóvenes- porque son elementos modernos universalmente reconocidos como positivos para la humanidad, sin embargo, si como ahora se aplican sin conocimientos, es fácil caer en ideas ya antes expuestas y ya antes superadas como lo fue el biologicismo.
Seguramente las y los diputados que han apoyado la ley en defensa de la vida no reparan que a través de ellos se ha manifestado un viejo movimiento: El biologicismo, que se caracteriza por querer aplicar sus conceptos a la organización social, dándole más peso a lo “natural” que a “lo social”.
Cuando se optó por exigir el derecho a decidir desde el derecho a la salud, y no desde el derecho como justicia, se abrió el espacio para que surgieran nuevamente argumentos nacidos en la biología -hoy retomados en el ambientalismo-; y aunado a ello el conservadurismo religioso, que promueve e impone valores religiosos, no derechos humanos (no son lo mismo los Diez Mandamientos a la Declaración de los Derechos Humanos.)
Por ello es que las estudiosas, expertas e interesadas en los derechos de las mujeres, han hecho de todo para mostrar y demostrar que esta ley tiene más prejuicios que razones.
Se ha hecho de todo para detener la famosa ley a favor de la vida. Y sin embargo… no paran. Mes con mes, nos enteramos que ¡ya se aprobó en otro estado! No han servido de nada las pláticas con diputados y diputadas; las manifestaciones, las marchas, las encuestas, las protestas por internet, las participaciones en debates, etc., etc. El resultado: 16 estados a “favor de la vida”
¿Qué hacemos? ¿Rezar el rosario? o ¿Ahora debemos contar las muertas por aborto? La experiencia nos dice que ello tampoco es importante; saber cuántas mueren, que sea una o que sean miles, no es significativo para legislar, no es de su interés, tampoco para las autoridades, ni para la sociedad civil y para colmo, ni a la mayoría de las osc más recalcitrantes de izquierda, les interesa. Finalmente las mujeres seguimos siendo “lo de menos”, y sin embargo el “género”, ha adquirido status y a su nombre se han modificado leyes y normas en la administración pública y se ha modernizado el estado mexicano, dicen.
En México el derecho a decidir de las mujeres no es importante, aún contraviniendo la resolución de la Suprema Corte de Justicia, que así lo dejo establecido el 27 de agosto del 2008.
El movimiento de mujeres -entre ellas algunas feministas- ha sido muy cándido al participar en la institucionalidad. El sistema patriarcal ha absorbido el discurso de género y al igual que en la Cámara de Diputados, al “género” lo han manipulado moldeándolo a su conveniencia. Sólo así se explica que tengamos un gobierno mexicano “moderno”, incluyente de políticas de género, pero sin reflejo en los derechos de las mujeres.
En aras de “lo que se puede” se olvidó de lo “qué se debe” y ahora las mujeres en edad reproductiva, sufrirán las consecuencias. Pero además todas perdemos porque esta ley clasifica a las mujeres en buenas y malas, y más aún seguiremos siendo tuteladas por el estado como menores de edad hasta el fin de nuestros días.