20 enero 2010



Debate en Guerrero sobre el derecho a decidir
(“Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mt. 22, 21).)

Emma Cerón Díaz
Hoy más que en otros sexenios, el actual gobierno, el Partido Acción Nacional, el Partido Revolucionario Institucional y las iglesias -católica, principalmente- han asignado a las mujeres una orfandad política asfixiante. Con su intervención han impuesto leyes que son oponentes a los derechos civiles, políticos y humanos de las mujeres.
Así se han abierto los espacios legales para afianzar el tutelaje a las mujeres y en contraparte se ha dado derechos a los nonatos como ciudadanos. Ahora -en tiempos de derecha- simplemente se impone un punto de vista y ya, no hay mayor discusión. No valen de nada los acuerdos internacionales, las conferencias, los criterios científicos, etc., simplemente se apela a la “intuición” personal de algunas/os políticos, y se hace a un lado toda legalidad jurídica.
En estos momentos de intensa actividad en los estados de la República Mexicana para legislar a “favor de la vida”, - 18 entidades-, la propuesta en Guerrero de abrir el debate a la sociedad es sospechosa. ¿Por qué? Porque es un cuchillo de doble filo: Uno, porque no ha habido una información seria y sin apasionamientos en los diversos sectores de la sociedad sobre el tema, así el posible “desacuerdo popular” puede ser motivo para legislar a favor de la vida. Y por otro lado, este planteamiento puede ser, también, un comienzo para “la retroalimentación con la sociedad”, -como diría el médico David Meléndez-.
En estos momentos “el debate” sobre el derecho a decidir es callejero, es decir, se habla sin información -o con información muy ordinaria- y en entornos reducidos, en ellos se abre debate sobre el tema “del aborto” -como se dice popularmente-, pero la mayoría de veces, carece de criterios científicos. En esos pequeños espacios, si bien emerge el sentido de problema, no lo es como para quien lo debate, sino se ve como un problema de “otras”, es decir, todas aquellas que no soy yo o no somos nosotros, y con este extrañamiento se toman posiciones muy alejadas de la realidad, con muchos prejuicios y sin sentido de lo justo y de la justicia.
La propuesta de abrir los espacios para el debate en Guerrero pareciera ser muy atrayente para que los grupos civiles y para que la sociedad en su conjunto participen, sin embargo si el debate se mueve solamente en las esferas políticas, religiosas y populares puede ser negativo para las mujeres en general, puesto que la lógica de “las mayorías” no es la lógica de los derechos de las mujeres feministas que han trabajado para establecer leyes no excluyentes.
Lo ideal, es que el criterio para debatir sea desde una mirada laica de la política pública -sin importar género, religión, preferencia política o sexual etc.- es decir, que prevalezca la laicidad del Estado y se antepongan a todo criterio de grupos conservadores.
Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mt. 22, 21).
Que la iglesia, eduque, informe a sus feligreses es su derecho, pero no tiene ningún derecho a imponer su criterio y sus creencias a todos los y las ciudadanas, no religiosas -así sea una-, PUNTO